domingo, 28 de julio de 2013



¿Se puede amar tanto a una mujer como para matarla? A   ver; respondamos sin leer las noticias que el Extra rotula con “no las amamos, las matamos” y desechando los reportes televisivos de celópatas homicidas de las zonas rurales y/o urbano marginales de nuestro país. Amén de innumerables referencias anteriores, Benavente expone en “La Malquerida” este ilustrativo diálogo: Y no sabré decir lo que hubiea sío de no escapar: si la hubiea dao de besos o la hubiea dao de puñaladas”, confesión que hace Esteban a Raimunda por el nabokoviano amor que siente por Acacia, la hijastra. Axl Rose –cuando Slash era el primo guitarrista y la banda hacía honor a su nombre- cantaba: “I used to love her, but I had to kill her”. Diariamente, es habitual que los medios nos pongan de frente con noticias- que a guisa de repetición ya no impresionan mucho- como las de los asesinatos pasionales. El asesinato de mujeres, según refiere Norberto Flores Castro en su excelente ensayo “La larga historia del femicidio: un trazado de la violencia de género”(que no es un estudio específico de los crímenes pasionales pero posiblemente explica algo de la génesis y el desarrollo del problema); adquiere connotaciones culturales de profundo calado en la psiquis masculina, explicándose que un oculto pero latente “temor” del hombre frente a la mujer lo lleve a “reducirla por la vía de la violencia y su consecuencia: el miedo”. ¿Resolverá el Código Orgánico Penal Integral este problema mediante la tipificación del femicidio? Hagamos votos.


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